Miguel respiraba hondamente el aire límpido y fresco que manaba de las montañas de su pueblo natal. Sentado en un banco de la plaza bolívar, observaba los cambios que lentamente moldeaban al viejo pueblo enclavado en un valle de tierras prosperas y propicias para el cultivo..........
CONTINUAR LEYENDOLO EN ¡Y EL AMOR QUE!..........tercer cuento